Escribir una leyenda sobre tres hermanos que visitan una casa encantada de la laguna en Tenerife: la hermana pequeña desaparece de la casa durante una especie de congelación del tiempo, pero horas más tarde aparece en casa de sus abuelos.

Este trabajo ha sido verificado por nuestro tutor: 2.12.2024 o 3:50

Tipo de la tarea: Tareas escolares

Añadido: 19.11.2024 o 12:04

Título: La Leyenda de la Laguna Encantada

Hace mucho tiempo, en las antiguas y misteriosas tierras de Tenerife, se narraba una leyenda sobre una casa encantada que yacía a orillas de una laguna oculta entre verdes colinas. Allí, alejados de la bulliciosa civilización, tres hermanos decidieron aventurarse una tarde de verano, atraídos por los rumores de magia y misterio que envolvían aquel lugar.

Los hermanos Pérez eran conocidos en su pueblo por su curiosidad y espíritu aventurero. El mayor, Alejandro, era un joven valiente y protector. La hermana del medio, Beatriz, era sagaz e intuitiva, mientras que la más pequeña, Lucía, tenía tan solo siete años y una inagotable energía que la hacía correr de un lado a otro, siempre riendo y soñando.

El viaje hacia la casa enclavada junto a la laguna comenzó con risas y canciones. Caminaron por senderos estrechos y cruzaron puentes de madera hasta que, finalmente, vislumbraron la casona en la distancia. Sus paredes estaban cubiertas de musgo, y las ventanas reflejaban el sol de la tarde de una manera extraña, como si guardaran secretos de otros tiempos.

Una vez en la casa, los hermanos exploraron cada habitación fascinados. La madera crujía bajo sus pies y un eco suave reverberaba entre las paredes. Sin embargo, al llegar a una habitación en particular, algo inexplicable ocurrió. La temperatura bajó repentinamente y un silencio abrumador inundó el ambiente. Parecía como si el tiempo mismo se hubiese congelado.

Fue entonces cuando los hermanos se dieron cuenta de que Lucía había desaparecido. La angustia y el miedo los envolvió; llamaron su nombre una y otra vez, recorriendo cada rincón del lugar sin éxito. La casa, en su quietud sobrenatural, no ofrecía respuesta alguna.

El crepúsculo comenzó a teñir el cielo de una paleta de anaranjados y púrpuras cuando decidieron regresar al pueblo en busca de ayuda. Durante el camino, su mente era un torbellino de preguntas sin respuesta, y la preocupación por Lucía aumentaba con cada paso que daban.

Al llegar al pueblo se encontraron con una sorpresa aún más misteriosa. Los abuelos de los tres hermanos, que vivían a considerable distancia de donde se hallaban, inesperadamente aparecieron en el umbral, con Lucía a su lado, ilesa y sonriente. Los abuelos explicaron, confundidos pero aliviados, que Lucía había aparecido en su casa como por arte de magia, horas atrás.

Los hermanos no podían entender cómo Lucía había llegado hasta allí. La distancia era considerable para una niña y, además, durante lo que debió ser su caminata, el tiempo parecía haberse detenido. ¿Acaso la casa encantada había jugado con el tiempo y el espacio, llevando a Lucía a un lugar seguro?

Este acontecimiento extraordinario pronto se esparció por el pueblo, y no tardó en convertirse en una leyenda que se contaba junto a la chimenea en las noches frías. Los ancianos decían que la laguna y su casa eran dominios de antiguos espíritus guardianes, quienes protegieron a los niños de algún mal inminente.

La explicación racional nunca llegó, pero los hermanos aprendieron una valiosa lección: no todas las historias pueden ser comprendidas, y a veces, la magia tiene formas de actuar que desafían la lógica humana. La laguna y su casa encantada seguían allí, rodeadas de misterio, como un recordatorio de que había cosas en el mundo que escapaban a los límites de la razón.

Con el paso de los años, los Pérez jamás olvidaron aquel día en la laguna. Y aunque sus labios pronunciaran la historia en contadas ocasiones, la memoria de su aventura y el amor que los unía trascendían las palabras y los misterios que el tiempo depositó en sus corazones.