Haz un cuento de terror de una página y media
Este trabajo ha sido verificado por nuestro tutor: 30.11.2024 o 6:00
Tipo de la tarea: Tareas escolares
Añadido: 28.11.2024 o 16:59
Resumen:
Paula, una estudiante, enfrenta misterios y leyendas en una tormentosa noche en Santillana, descubriendo secretos oscuros que la marcan. ??️
Era una noche oscura y tormentosa en el pequeño pueblo de Santillana, un lugar conocido por sus antiguas leyendas y sus casonas de piedra cubiertas de musgo. Paula, una estudiante de secundaria de dieciséis años, había pasado el día estudiando en la biblioteca local para un examen importante. Cansada, decidió que era hora de regresar a casa.
El viento soplaba con fuerza, haciendo que las ramas de los árboles se agitaran como si trataran de advertirle de no seguir adelante. Paula apretó su chaqueta contra su cuerpo y apresuró el paso. La calle principal estaba desierta, y el único sonido era el eco de sus propios pasos resonando en el empedrado.
Mientras caminaba, notó una figura sombría de pie bajo una farola parpadeante. Era un anciano con un abrigo largo y un sombrero negro. Al pasar junto a él, sintió una mirada penetrante que la hizo temblar. Ignorando la sensación de incomodidad, continuó su camino, pero no pudo evitar volverse para mirar atrás. Sin embargo, el anciano ya no estaba allí, como si nunca hubiera existido.
El camino hacia su casa incluía atravesar el Puente del Susurro, llamado así por los rumores que decían que en noches como esa se podían escuchar voces inexplicables. Paula siempre había considerado esas historias como meros cuentos para asustar a los niños, pero aquella noche, justo en el medio del puente, oyó un murmullo detrás de ella.
Se detuvo en seco, escudriñando la oscuridad a su alrededor. "¿Quién anda ahí?" preguntó con una voz que intentaba sonar valiente. No hubo respuesta. El murmullo se intensificó, transformándose en una especie de cántico apagado. Los susurros parecían provenir de todas partes, envolviéndola en un frío aterrador.
Agarrando su mochila con fuerza, Paula comenzó a correr, su corazón palpitando como un tambor en su pecho. Al llegar al final del puente, vio una sombra cruzarse en su camino. Era la figura del anciano nuevamente, ahora desvaneciéndose ante sus ojos como humo en el viento. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras se apresuraba más aún.
Al girar la esquina hacia su calle, se encontró frente a un espectáculo aterrador. Las luces de su casa parpadeaban rítmicamente, y las persianas golpeaban contra las ventanas como si algo las hubiera remecido. Con el temor apoderándose de ella, abrió la puerta y entró a toda prisa.
"¿Mamá? ¿Papá?", llamó, pero solo el eco de su propia voz le respondió. Una sensación extraña llenaba el aire, un escalofrío que parecía infiltrarse en sus huesos. Decidió subir las escaleras para buscar a sus padres, pero al llegar al último escalón, sintió una presencia detrás de ella.
Se giró lentamente y allí estaba, la figura del anciano la miraba desde el pie de las escaleras. Esta vez, su rostro estaba claramente visible, una cara surcada de arrugas con ojos que parecían brillar en la oscuridad. Paula no pudo moverse, petrificada de terror. El anciano levantó una mano, señalándola con un dedo huesudo mientras sus labios se movían en un susurro inaudible.
De repente, una ráfaga de viento azotó la casa, apagando todas las luces. Paula, en la más absoluta oscuridad, sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. Gritó, pero su voz pareció desaparecer, tragada por la negrura que la rodeaba. Entonces, todo se volvió un silencio abrumador.
Cuando finalmente volvió la luz, Paula se encontró sola al pie de las escaleras, su mochila tirada a su lado. La casa estaba tranquila, como si nada hubiera sucedido. Aturdida, buscó a sus padres por todas partes, pero ellos no estaban. En el lugar donde el anciano había estado parado, encontró un viejo reloj de bolsillo.
Lo recogió con manos temblorosas, observando cómo el péndulo seguía moviéndose lentamente. Era un vestigio de otra época, una advertencia olvidada. Nunca entendería del todo lo que había pasado aquella noche, pero supo que Santillana guardaba secretos más oscuros de lo que las leyendas contaban. Y desde entonces, Paula nunca volvió a cruzar el Puente del Susurro al anochecer.
Evaluaciones de los usuarios y tutores:
Puntuación: 10- Comentario: Has creado una atmósfera inquietante y envolvente.
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